Mi hija
Ella tiene en los ojos
un tremolar de andenes,
un parpadeo de soles
distantes y sencillos.
Y guarda entre los labios
un vértigo de trenes,
de crepúsculos largos,
cálidos y amarillos.
Ella tiene en los ojos
un crepitar de fuegos
y de campiñas verdes
y de bosques azules.
Paloma que no puede
soportar los cerrojos,
ella es como la lluvia,
como el aire o la nube.
Ella es como una brisa
que pasa y que perfuma
con una mansedumbre
esquiva, de felino
y atesora en su alma
inocente, de niña
una urdimbre de sueños
de lejanos caminos...
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