jueves, 2 de julio de 2020

Recuerdos

Recuerdos 

Un cielo estrellado en el verano,
una calesita perdida en algún barrio,
la verja del jardín,
la ligustrina
y su voz que emerge del pasado
entonando un tango.
Aquella hamaca que empujaba su mano
y me hacía volar muy alto.
Mis travesuras provocando su enojo,
a veces su risa y su alegría,
la muñeca de porcelana
que me trajo un día.
El patio rezumando mil aromas
a la tarde.
La esquina de la bicicletería
y la lluvia opacando la ventana.
Son cosas que me recuerdan a mi padre.


Ustedes tienen el amor

Ustedes tienen el amor

Lo tienen todo:
Los fuegos estrepitosos,
el estallido de la ola,
la rompiente marina,
el vértigo y el gozo.

Las tardes incendiadas
de soles infinitos,
el bramido del trueno,
la magia y el hechizo.

La risa contagiosa,
el fuego de una rosa.
La quietud de las noches estrelladas
en la complicidad de una mirada.

La insensatez del vuelo
y la gloria del cielo...

Ustedes tienen el amor
¡Lo tienen todo!

Mi hija

Mi hija

Ella tiene en los ojos
un tremolar de andenes,
un parpadeo de soles
distantes y sencillos.

Y guarda entre los labios
un vértigo de trenes,
de crepúsculos largos,
cálidos y amarillos.

Ella tiene en los ojos
un crepitar de fuegos
y de campiñas verdes
y de bosques azules.

Paloma que no puede
soportar los cerrojos,
ella es como la lluvia,
como el aire o la nube.

Ella es como una brisa
que pasa y que perfuma
con una mansedumbre
esquiva, de felino

y atesora en su alma
inocente, de  niña
una urdimbre de sueños
de lejanos caminos...

La selva

La selva

En la intrincada selva
y el laberinto umbrío
y en todos los rincones
alguien se paraliza.

Dilata sus pupilas
y el pulso se acelera.
En la ciudad poblada
y en la ciénaga oscura.
Entre la muchedumbre
o en el hostil desierto
se libra una batalla.


Yo he visto tantas veces
el oro de los tigres.
Los leones sedientos.
Aquí y allá. En todas partes.
Alguien ruge. Alguien calla.
Y tropieza. Y se cae.
Y se hiela su sangre
ante las fauces del más fuerte.

Del otro lado.

Del otro lado


Y después de todas las preguntas

y de todas las abominaciones

¿Qué surgirá después?

¿Qué fuego oscuro

devorará mi ansia de absoluto?


Cuando callen todas las voces,

se detengan los relojes

y mi espíritu  inquieto, al fin, encuentre

esa luz paternal que da sosiego...


Del otro lado del silencio:

El mundo paralelo,

lo intangible.

Una presencia cálida que calma

todos los miedos y todos los deseos.

Un corazón que late como la vida misma

y vibra acompasadamente .






Futilidad

Futilidad


Y después de todas las batallas

inútiles y vanas,

de tantos dolores y goces compartidos,

vienen tus ojos a rescatarme de este naufragio,

de esta angustia cotidiana.

Has comprendido, al fin, la futilidad de tantas cosas.

Y hemos llegado a esta parte del camino

en que se vive cada día como si fuera el último.

Tal vez sea el último.

Hoy o mañana.

Nuestras vidas tienen

la fugacidad de la rosa.

Borges

Borges:

El arrabal sin fin lo rememora
en los cuchillos,  en la voz del tango
y en la esquina fatal en donde moran
el rosado almacén, la luna, el fango.

Las calles y los cielos son distintos
sin su voz describiendo los ocasos
y la ciudad de oscuros laberintos
se desgarra en millones de fracasos.

¿Qué frase hilvanaría si hoy nos viera
jugando a la ruleta con la suerte,
venciendo, cada día, a esa gran fiera:
la enigmática Esfinge de la muerte?

Tal vez el tiempo, esa ilusión que avanza
en sus innumerables simetrías
nos devuelva de  nuevo la esperanza
y el amoroso abrazo de los días.